Este jueves, relato: Baules cerrados

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Tras el cristal los brillos dorados. Es seco, no flota el hielo en líquido quieto. Llevo un rato observando como ese vaso se rellena de whisky tras dos largos tragos. Uno tras otro.
El tiempo no tiene valor, lo noto en su mirada perdida…
Empiezo a inventar su mundo.
En mi mesa tres papeles amarilleados, emborronados de letras y dibujos.  A mi «sin sentida» imaginación, varada y olvidada por el dolor de los acontecimientos, le gusta rebuscar en vidas ajenas,  abrir baules cerrados. Alguien podrá pensar que soy mendiga de lo que carezco.
Acabo de darme cuenta que es zurdo. Su mano cuenta más de él que su gesto. Las uñas están negras, su piel morena, reseca. En su chaqueta de pana una brizna de verde cesped me distrae…
Tierra, pienso que si me acercara  a él olería a tierra…  Sus raidos pantalones tienen rodilleras de asentamiento en el barro. Está pegado a la tela como si conformara parte de ellos…
Una flor, la semilla, constructor de vida, gerente de los ocres, dueño de la azada… ¿dónde te sientes cómodo?- me pregunto. De jardinero a sepulturero o simplemente granjero…
Me acercaría y le diría-  ¿estas solo?. Me mirará incrédulo o simplemente me regalará  un no.  Uraño, vagabundo de caminos o puede que dolido, sentido, abandonado de la vida…
Voy recogiendo mis papeles. Por un segundo tengo la sensación de que alguien me observa. Me vuelvo en un gesto de curiosidad…
¿Estas sola?- me dice. Me ruborizo como la niña que se siente descubierta. Separa la silla invitándome a que le acompañe e hipnotizada me siento.
Sientete cómoda, no me como a nadie- lo  miro fijamente. Pienso que si me ha leído el pensamiento mientras lo observaba. Me invade una sensación cercana al miedo y lejana a la tranquilidad…
El tabernero lee el periódico en alto. Han encontrado cerca del rio a una mujer muerta. Vuelvo a mirar sus manos.
Nieves
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Una respuesta a “Este jueves, relato: Baules cerrados

  1. El final del relato, como minimo, inquietante. En los tiempos que corren no sabes que pensar cuando te encuentras con un hombre rudo del campo. Parece que lleva todas las papeletas para ser un psicópata. Pero no hay que fiarse de las apariencias, igual detrás de lo que vendría a ser un galán o caballero hay también otro psicópata… Demasiados clichés tienen las apariencia s. En fin, mira que reflexión para un domingo por la tarde me ha sacado tu relato. Me ha gustado.
    Bss

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