Los cajones del olvido

Escaparse a soñar…

Ese acto íntimo donde los tesoros o los deseos se llegan a tocar con las yemas de los dedos. Rozarlos te regala un viaje de vuelta a la realidad. Y es ahí justo donde tu decides si vas a por ellos.

En muchos casos son irrealizables y olvidados en los cajones de la memoria.

Hay un mapa que se me resiste. Miles de veces lo pongo encima de la mesa y lo lleno de sueños, deseos y propósitos. Tal vez porque parte de aquel primer mapa donde pasee el jardín con el amor irrealizable. Con la falta de aceptación de aquella realidad que anhelaba dentro de mi y con el miedo a acabar con lo que no existe.

A veces atravieso un país de entrada y salida. Nunca conseguí quedarme. Sus habitantes eran ajenos a mis convicciones, y me repito, «no dejaré atrás lo que soy a día de hoy». Una viajera cansada de la vida, esa no me lo pone fácil. No soy la musa de ningún artista, ni conseguí que un bucanero bebiera los mares por mi y ahora tengo un barco varado en un puerto invisible con un futuro incierto… no soy un personaje de libro ni pertenezco a letras malditas.

Me puede mi mundo: lleno de ilusiones, de lugares por recorrer, de rincones de los que enamorarme. Por eso no desfallezco en mi idea de dar ese salto donde escapar hacia un viaje real. Cogerte de la mano entrando en tus sueños, susurrarte con voz suave, llenarlos de color, de palabras que bailan sin significado. De mis ojos en los tuyos y los ajenos en otro lado…

Hoy vuelvo a viajar desde lo irreal entrando por la puerta invisible de los deseos para registrar los cajones del olvido…

 

 

 

 

 

 

 

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